Este artículo trata sobre los problemas que se llegan
a cometer en el hogar los cuales afectan directamente al nivel académico del
niño/a y algunos aspectos que debemos tener en cuenta para que tengan un mejor
desarrollo.
“Un niño con falta de educación es un niño
perdido'' (John F. Kennedy).
Los problemas familiares, como la violencia conyugal o de padres a hijos y
la falta de comunicación, entre otros, afectan directamente a la concentración
en el estudio y el rendimiento escolar. Suele suceder que
cuando los niños no prestan atención en clase o tienen dificultades para
concentrarse al momento de estudiar, están pensando en la discusión o pelea que
tuvieron sus padres y esa desagradable experiencia les provoca estrés y temor.
El
desarrollo intelectual y emocional de los hijos requiere de una estabilidad
familiar, la cual contribuye a lograr el equilibrio mental. De los padres
depende crear un clima apropiado para el correcto crecimiento físico,
psicológico e intelectual de sus hijos.
Además, es bueno que
cuando ocurra una discusión en el hogar, los padres eviten pegarse voces o
insultos graves, porque esas palabras quedan grabadas en la mente de los hijos,
sobre todo si son pequeños.
Otro aspecto fundamental es la
comunicación entre padres e hijos, en la que los padres deben saber escuchar y
mostrar interés en el desempeño de estos. Muchos padres/madres justifican la
falta de atención a sus hijos con el cansancio que les produce su trabajo, pero
olvidan que su primera obligación como padres es, precisamente, estar junto a
sus hijos, acompañarlos en su desarrollo y velar por su seguridad. Cuando los
hijos sienten que sus padres no les prestan atención ni les dedican tiempo a
escucharlos, buscan otras formas para compensar su soledad como los videojuegos
o Internet.
En ese sentido, los
padres deben enseñar a sus hijos desde los primeros años de la escuela buenos
hábitos de estudio, estableciendo horas apropiadas y pertinentes para realizar
las tareas escolares y el repaso de lo aprendido en el aula. Asimismo, deben
procurar un correcto descanso y administrar el tiempo de distracción, sobre
todo en actividades positivas como el deporte, el arte y la adquisición de
conocimientos de forma recreativa.
Por último, opino como Bandura en su teoría del aprendizaje, los niños/as aprenden a través de la observación y la imitación, por lo que debemos cuidar nuestros comportamientos y actitudes delante de ellos ya que son espejos que reflejan los comportamientos que ven en el día a día.
La buena educación comienza en casa, con la familia.
Ahí es cuando adoptamos nuestros referentes morales. Así que acabo con una
frase que dijo Mahatma Gandhi:
“No hay escuela igual que un hogar decente y no hay maestro igual a un padre virtuoso” (Mahatma Gandhi).
Dejo un corto en el que vemos perfectamente reflejado
todo lo escrito en este artículo. El sándwich de Mariana
trata sobre la cadena que se llega a formar en una familia cuando hay
problemas y cómo se llegan a reflejar.
Carlos Caballero Pérez. Alumno de 2º Educación Infantil.
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